4 de abril de 2020

Es mi 24º día en cuarentena.

Un sinfín de sensaciones han recorrido mi cuerpo y mi mente durante estas semanas, una montaña rusa que hace que pase de bailar sola en el salón con la música a todo volúmen, a reírme durante minutos por un meme que he visto en twitter o a llorar acostada en el sofá tapada hasta arriba, sin saber muy bien la razón. 

Están siendo días duros aunque  en el fondo se que soy una afortunada, pues»Los míos» están bien, a salvo, en sus casas o trabajos, a tres calles o a miles de kilómetros, pero a salvo. 

Quizá por eso esta pérdida la he sentido tan mía…

Mientras desayuno leo «Fallece el cantautor Luis Eduardo Aute a los 76 años en Madrid» y una lágrima recorre mi cara. Se  ha ido, solo, nadie va a poder despedirlo. Bombardean, en un segundo, miles de recuerdos mi mente: actividades scouts, caricias en aquel viejo coche, ese viaje improvisado y fugaz con mi amiga Isabel, horas y horas en mi habitación tumbada en la cama escuchándole… ¿Qué poder tendrá su música para llegar tan al fondo del corazón? 

Su voz se ha apagado, tendremos que acostumbrarnos a este terrible absurdo de estar vivos sin su latido, pero aunque sienta que hoy soy un poco huérfana, yo no voy a desistir, ya puede caernos encima un diluvio de estrellas que yo seguiré reivindicando: ¡más cine, por favor!, seguiré buscando la belleza en miradas, aunque sea más fácil encontrar rosas en el mar. 

Que la tierra te sea leve.

María BR



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