Mucho se está hablando de la crisis económica que está por venir cuando salgamos de esto. Mucho no, muchísimo. Uno de los sectores más afectados por el parón – aunque cuando nos bajamos de la ola del pseudo cambio social venidero se nos olvide – está siendo el de los pequeños comercios.
Y en ese grupo encontramos a las librerías. Quién me conozca sabrá que las librerías son para mí un pequeño templo, un lugar al que acudir para escapar de la rutina y evitar pasar la mayor parte de mi tiempo libre haciendo una ofrenda a la cultura del alcohol (que también). Para verme feliz, solo tenéis que dejarme rebuscar entre libros de segunda mano esperando encontrar alguna joya. Como mi libro de “Oliverio Twist” que está mordido por ratas (o eso me gusta creer) y que compré por un euro en el Mercado de Sant Antoni de los domingos.

Pero a lo que vamos. Os pongo en situación: 23 de abril. Barcelona. Sant Jordi. El Día del Libro. Una de las fechas más señaladas por las librerías pequeñas de la ciudad que ven en esos días la oportunidad de recibir el chute de energía necesario para seguir remando el resto del año. En este contexto, os quiero presentar a Ángel y su librería, On the Road.
Me gustaría destacar que Ángel y yo no nos conocemos. Bueno, no nos conocemos personalmente. Él no me pone cara, eso seguro, pero yo a él sí. Seguir su instagram e ir a su librería cada X tiempo, me hacen creer que tenemos algún tipo de relación personal. Cosas de la vida moderna.
Aunque nuestra relación esté todavía por definir, me voy a tomar la libertad de hablar de él como si de verdad fuésemos íntimos y de su librería como si estuviera todo el día allí metida.
On the Road es una pequeña librería situada en el barrio del Born de Barcelona que toma su nombre de la novela homónima de Jack Kerouac, principal representante de la Generación Beat y santo y seña de la cultura hípster que parece vertebrar tanto a Ángel como al local. A pesar de mis rencillas con lo hípster, tengo que admitir que tras estar estos años siguiendo las actividades que en ella se organizan, lo que más me llama la atención de On the Road es su papel en la construcción de un tejido de barrio en una ciudad a veces tan dura de vivir como es Barcelona. Bonita ironía, ¿verdad? Esto lo deduzco de su Instagram pero no fue así como descubrí la librería
Como la mayoría de cosas (buenas y malas) que me han pasado en esta ciudad, encontré On the Road por casualidad. Fue la primera librería a la que entré cuando me mudé aquí. Un amigo estaba de pasada y fuimos a ver el Palau de la Música. Al echar andar pasamos por la librería y me fijé en una pequeña sección que tiene junto a la puerta de “libros que debes leer antes de morir” o algo así. Entramos y vimos que también tenía láminas y me llamó la atención una que tenía un recorte de los horarios de los autobuses Cieza – Murcia. Ya tenía bastante. No recuerdo si la compré en ese momento (juraría que no) pero a día de hoy la tengo en casa.
Al comenzar a seguirla por redes sociales, descubrí que también organizaba clubs de lectura nocturnos. Simplemente lleva(ba)s comida y bebida y ale, a charrar del libro en cuestión. Acudir a ellos era uno de los planes que tenía para comenzar a conocer gente fuera del entorno de trabajo. Casi tres años después, todavía no he ido a uno porque me da miedo sentirme estúpida entre personas desconocidas. La parte bonita de esta historia es que ya tengo otro objetivo post confinamiento. Sí, otro más. Pero este es de los que espero cumplir.

Toda esta historia sin aparente sentido viene porque me llamó mucho la atención uno de los inventos de Ángel durante este confinamiento para combatir el cierre de On the Road: el AutoSantJordi. A través del mail, con precio cerrado y tras contarle tus últimas lecturas y tus gustos, él te enviaba un libro sorpresa. Esto es solo un ejemplo de cómo se habrán tenido que estrujar los sesos para poder mantener a flote su negocio. Un negocio que como en el caso de Ángel es más que eso, es un estilo de vida.
Pero él no es el verdadero y único héroe de la cara amable de esta pandemia que es la parte económica. Simplemente es una pequeña parte de una realidad que puede llegar a ser muy dura. Como él, hay muchísimas personas que están viendo como su pequeño negocio está siendo amenazado pero en unas circunstancias personales que quizás sean mucho más asfixiantes.
Esta semana, al igual que otros muchos comercios, On the Road ha reabierto sus puertas con las medidas necesarias para que compremos de forma completamente segura. Así que por favor, vamos a intentar entre todas y todos colaborar con las pequeñas tiendas de nuestro entorno para que sigan estando ahí. Que sea uno de nuestros objetivos post confinamiento pero de los de verdad. Intentemos hacer menos clic y pasemos a mirar a los ojos de la persona que nos está atendiendo que igual así verdaderamente aprenderemos algo.
Antonia Cano