Después de días a solas conmigo, estoy aprendiendo a darle más valor a todo lo que tengo.
El presente se llena de una cuenta atrás incierta y planes que haremos cuando todo esto acabe. Ilusos de que un día de repente todo será como antes.
En el fondo sabemos que no.
Poco a poco somos más conscientes de que habrá que acostumbrarse a la nueva normalidad.
En ocasiones, durante este confinamiento tendemos a comportarnos como adolescentes rebeldes que han sido castigados en su habitación, lamentando tener que estar en casa. Añorando la vida en sociedad.
Todo esto teniendo todo tipo de recursos que pasan tan desapercibidos ante nuestros ojos que ni siquiera te planteas que puedan no existir.
Y es que en realidad somos realmente afortunados, aunque los problemas del día a día y un ritmo acelerado de vida no nos deja verlo.
Es normal, el ser humano se queja por naturaleza. Incluso a veces, puede ser una vía de desahogo.
Desgraciadamente uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde.
Por eso animo a quién me lea a darle el valor adecuado a todo lo que tiene (por insignificante que pueda parecerle) sin tener que pasar por el proceso de perderlo, porque realmente la vida se puede ver desde otra perspectiva.
A veces, incluso, más bonita.
Pilar Pérez
Que reflexión más acertada y bonita de la actualidad, estoy totalmente de acuerdo contigo porque yo misma he valorado muchísimas cosas ahora que «las he perdido» temporalmente. Gracias por ser así.
Que orgullosa estoy de que seas mi hermana.
Reflexiones que te llegan al alma x ser pura verdad y por hacerlas tan bonitas.gracias pilar