Thursday 20th of March 2020

Thursday 20th of March 2020. Esa semana habíamos estado bromeando con la posibilidad de que se suspendiesen las clases. Sí, bromeando. Porque no sabíamos la que se nos venía encima. Bromeando porque era el mejor escudo que teníamos para defendernos del miedo a lo desconocido. La euforia de los alumnos por la suspensión de las clases se mezclaba con el desconcierto de qué haríamos a partir de ese momento, reuniones y despedidas apresuradas.

Yo, ingenua de mí, veía aquel parón de dos semanas como una oportunidad para ponerme al día con las oposiciones. Un paréntesis de dos semanas en el que no habría excusas para salir de casa. Ya ves, lo que hace un mes eran excusas, hoy es esa vida que tanto anhelamos.

Sin embargo, ese paréntesis fue la puerta al abismo de la enseñanza digital. Yo, millenial y mis alumnos, nativos digitales ante el desierto ignoto del aprendizaje sin tiza y sin pizarra. No era la primera vez que utilizaba esta metodología, pero sí la primera vez que tenía que hacerlo de la noche a la mañana. Ese desierto partido por la mitad por la brecha digital merece una entrada a parte.

Hoy, justo hoy, confirman que las oposiciones (obviamente) también tendrán que esperar. Y, ante la noticia de que mi confinamiento y el de muchos compañeros seguirá más allá de que podamos salir a la calle, de que el futuro laboral seguirá siendo incierto, siento una extraña sensación de calma porque estamos bien y eso, ahora, es lo único que importa.



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